Hugo Tomei, abogado de los acusados, pidió la suspensión del proceso luego de que Burlando tomó la palabra. “Tengo algo que es mucho mas importante y que +hace que solicite la suspensión del debate después de los alegatos”, afirmó.
“Es muy grave, y lo vengo diciendo desde hace tres años: no hay sentencia que pueda ser válida si el proceso no sigue los lineamientos de la constitución”, siguió Tomei.
Afirmó luego que “se está violando el derecho a la intimidad” y “la presunción de inocencia de los acusados”, con críticas a los medios. Criticó la tarea de la fiscal Zamboni. “No puede ser que se le haya tomado declaración en 25 minutos a los diez”. “Se violentó su derecho a ser oídos”, completó. “A mí me mueve la ley, no la opinión pública”, dijo después,
Iracundo, golpeó la mesa con un puño y hasta pidió la nulidad del proceso, tras un breve entredicho con Burlando.
“¿Para quién es la ley? ¿Para ellos sí? ¿Para los otros no?”, se preguntó Tomei mirando al tribunal: “Entiendo que esto es un escándalo. Pero lo vengo planteando hace tiempo”, completó. Después, mostró un chat de WhatsApp, La presidenta del Tribunal le pidió que no anticipe la evidencia pues pero permitió explicar esta parte, que hace a su planteo de nulidad.
Los rugbiers ingresaron a la sala a las 10 AM, rodeados por trece efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense que les quitaron las esposas. Todos ellos llevan barbijos. Los guardias forman una suerte de pared humana alrededor de los acusados, lo que vuelve imposible a los periodistas poder verlos de forma completa.
Poco después de su ingreso tomaron sus asientos los jueces del tribunal, María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.
Máximo Thomsen, vestido con una camisa blanca, se ubica en la segunda hilera de acusados. Ciro Pertossi, por su parte, viste una camisa verde. Enzo Comelli, una camisa celeste. Blas Cinalli, una chomba verde agua. Los jueces requirieron a los acusados que se identifiquen, se quitaron los barbijos al hablar.
“Les hago saber a los imputados que tienen que estar atentos porque en este debate se va a resolver la situación procesal de cada uno de ustedes”, les advirtió la jueza Acosta. Luego, el MPF comenzó la lectura de la acusación, formulada en la investigación por la fiscal Verónica Zamboni. Después, el querellante Burlando tomó la palabra.
El abogado de los Báez Sosa aseguró que los imputados “acordaron y planearon emboscar con la intención de matar a Fernando Báez Sosa. Lo hicieron luego de un incidente menor dentro del local bailable Le Brique, donde la víctima y las personas que la acompañaron intentaron calmar los ánimos, evitar una pelea, recomponer la situación”.
“Pese a esto los acusados tomaron una decisión: tomaron la decisión de matar y mataron. A partir de hoy vamos a demostrar que el asesinatos de Fernando Báez Sosa tuvo como mecánica un asalto por ambos flancos de la víctima, luego se espera que el personal policial que vigilaba la zona se retirara del lugar para así facilitar la tarea y así matar sin riesgo y sobre seguro”, continuó.
“Vamos a demostrar que los acusados tendieron esa noche un verdadero cerco humano con la finalidad de poder asegurarse actuar sobre seguro y tener certeza que su presa no iba a poder eludirlos y mucho menos contar con ayuda, ayuda que demostraremos que otras personas quisieron otorgarle y no pudieron debido a la muralla infranqueable que construyeron sobre la víctima. El crimen fue una lisa y llana ejecución. No estuvieron dispuestos a detener su accionar hasta no ver sin vida al individuo. Cada golpe aplicado tenía un destino y un fin: matar”, siguió.
Así, Burlando incluso pidió la prisión perpetua para los ocho imputados. La jueza Acosta lo corrigió, al decir que “no es un alegato”, es decir, que no es el momento en el proceso para el pedido de pena.
En un confuso episodio, una pareja de los acusados que llegaron al lugar se retiraron en una camioneta tras intentar ingresar por el sector destinado a la prensa. Todavía no fueron identificados, ya que llevaban sus caras cubiertas con barbijo. Luego, la mujer regresó y tomó asiento en la sala, sin el hombre.
“Dejaron el lugar provisoriamente porque no era turno de ellos”, explica una fuente en Tribunales. Poco después, Hugo Tomei, defensor de los acusados, hizo su llegada y saludó a Orlando, Leguizamón y Améndola. Junto al asiento de Tomei hay dos hileras de cuatro asientos cada una.
En breve, se espera el ingreso de los acusados a la sala para comenzar las lecturas de rigor de fiscales acusadores, querella y defensa, antes de las declaraciones de Graciela y Silvino Báez.
Poco después de las 9, Silvino y Graciela, padres de Fernando Báez Sosa, llegaron a los tribunales de Dolores para ser los primeros testigos en el proceso, en una lista de más de 170 personas que deberán declarar.
Junto a ellos estaban sus abogados, Fernando Burlando, Fabián Améndola y Martín Leguizamón. Los padres entraron a la oficina de gestión de audiencias del Poder Judicial, donde firmarán varios documentos y luego ingresarán a la sala de audiencias.
“Me gustaría saber por qué lo hicieron. Solo sé que mi corazón está destrozado”, afirmó Graciela, en referencia a los imputados que ya habían sido ingresados al Tribunal. En la esquina de los tribunales, una mujer desplegó una bandera que dice “Justicia por Fernando”.
Poco después, dos familiares de los acusados llegaron al lugar con las caras cubiertas con barbijos. No hicieron declaraciones a pesar de la insistencia de los periodistas presentes.
Los rugbiers ya están en Dolores. El domingo a las 8 de la mañana. a casi 24 horas del inicio del debate y en medio de un fuerte hermetismo oficial, un móvil del Servicio Penitenciario Bonaerense trasladó a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi hasta la Unidad N°6 de Dolores, a diez cuadras de los tribunales, donde llegaron a las 10, según confirmaron a Infobae fuentes del caso. Hoy lunes por la mañana, dos móviles de traslado fueron dispuestos frente al penal, con personal vestido con equipo anti motín, a la espera de movimientos.
Poco antes de las 8, fueron enviados a tribunales en dos camionetas del Servicio Penitenciario Bonaerense con un máximo cuidado para que los acusados no sean vistos por el publico o la prensa. Los móviles cruzaron la calle Márquez en dirección a Rico e ingresaron por la zona de estacionamiento del Palacio. Una camioneta blanca fue usada para bloquear la vista mientras subían, a pesar de que no había una multitud esperándolos.
Silvino y Graciela, los padres de Fernando Báez Sosa, que serán los primeros testigos en el proceso, ya se encuentran en la zona tras hospedarse en un hotel a una cuadra de la sala de audiencias. Allí permanecerán en los próximos días.
También ingresaron la jueza Claudia Castro y los fiscales fiscal Juan Manuel Dávila y Gustavo García.
Fuente: Infobae