Empezó en serio el partido electoral de este año en la Argentina, con una situación muy ajustada para el Gobierno y para su principal oposición que es el kirchnerismo.
Este fin de semana, Mauricio Macri respiró y posiblemente celebró. Primero, porque se consolida una tendencia que es la que más le interesa al oficialismo: la estabilidad del tipo de cambio, dólar quieto. Y segundo, por una tendencia que aparentemente es muy tenue pero constante que es la reducción de la inflación, un factor principal del disgusto con el Gobierno que aleja a muchos votantes de Macri.
Una encuesta de Poliarquía indica, entre otros datos, que aquellos que perciben aumentos significativos de precios en los últimos meses pasaron de ser el 72% a ser el 56% de los encuestados. En la misma encuesta, la percepción positiva de Macri tuvo una mejoría de 6 puntos pero, aunque esto alegre al Gobierno, la situación sigue complicada. En esa misma encuesta, Macri está a 16 puntos por debajo de lo que estaba en 2017 y Cristina Kirchner mejoró su imagen del 38% al 40% y aparece con la mejor imagen desde que dejó la presidencia de la Nación.
Más allá de los números, desde el punto de vista político, el Presidente se quiere vanagloriar de haber logrado algo que en política es un activo técnico. El jueves de la semana pasada los diarios publicaron una foto de una reunión en Olivos donde logró tener a todos adentro.
Hay una versión de que habría habido una reconciliación entre Macri y uno de los empresarios que más lejos estuvo del Presidente en todos estos años: Jorge Brito, uno de los accionistas del Banco Macro. Hay que tener en cuenta la buena relación que tiene Brito con Sergio Massa y con Juan Manuel Urtubey.
Al Gobierno le preocupa la amenaza de Roberto Lavagna y la evolución de la fórmula con Urtubey. También, el resultado que María Eugenia Vidal pueda tener en la provincia de Buenos Aires. ¿Lavagna-Urtubey es la tercera opción frente al desencanto de la política económica de Macri o es el abrazo entre dos náufragos?¿Quién va a ser el candidato de esta fuerza en la provincia de Buenos Aires y a quién le va a sacar votos?
Posiblemente Lavagna lanza esta candidatura pensando en que apareció una corriente importante que es el «antimacrismo», que ahora incorpora a quienes antes votaban por el Presidente. Esta versión o hipótesis sobre el comportamiento del electorado confronta con lo que piensa la Casa Rosada, que cree que hay un desencanto ocasional.
Mientras tanto, el Gobierno quiere invertir en señales que le den tranquilidad a los mercados. Una que se espera para este jueves es un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, en Bruselas, para empezar a implementar un nuevo espacio de libre comercio transatlántico. La otra señal de Macri está destinada a los operadores económicos y es la selección de Miguel Pichetto como vicepresidente. Está buscando a alguien que ordene el Senado para garantizar que va a obtener consenso en caso de reelegirse y lograr las reformas que forman parte del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Lavagna pierde un aliado con Pichetto y ahora tiene una dificultad importante. No está claro que el gobernador Juan Scchiaretti, que fue aliado de Massa, de Urtubey y hasta ahora de Pichetto, apoye a Lavagna con su lista de diputados en las elecciones de octubre. Córdoba es el gran activo territorial que podrían tener Lavagna y Urtubey pero les resultaría esquivo.
El Gobierno, Macri y Vidal, se enfocan en poner el reflector sobre Kicillof y creen que Cristina cometió un error. Apuestan al corte de boleta.
La preocupación del Gobierno por la provincia de Buenos Aires está en el corazón de Vidal, que siente que juega una carrera en desventaja por culpa de la política económica de Macri. Y pasa la factura: quiere que Cristian Ritondo presida la Cámara de Diputados.
Mientras tanto, dicen que esta noche termina el acuerdo entre Cristina Kirchner y Sergio Massa y que él será el primer candidato a diputado del kirchnerismo, con la promesa de que sería presidente de la Cámara de Diputados si Alberto Fernández y Cristina Kirchner ganan la elección.
Mientras tanto, el Gobierno mira un tema que ha sido el eje principal de su relación conflictiva con el kirchnerismo: la corrupción. En el Tribunal Oral N° 3 se está juzgando a Cristóbal López y a su socio Fabián de Sousa, junto a Ricardo Etchegaray, porque se los acusa de haberse financiado con impuestos para comprar empresas. La polémica en torno a qué hacer con la Justicia, con la corrupción y con la campaña del Gobierno frente a estos temas siendo un problema para el kirchnerismo
Mientras tanto, más allá de los temas de corrupción y de la agenda judicial pareciera que Alberto Fernández quiere girar. Esta pensando en un candidato a canciller, que va a ser importantísimo si se quiere mantener el acuerdo con el Fondo. Podría ser un amigo de Fernández que es Jorge Argüello. Curiosamente, está organizando un acto académico con la Daia. ¿Le está tirando un centro Alberto Fernández a la comunidad judía sobre el acuerdo con Irán?
Otro curiosidad, Felipe Solá y su entorno están estudiando temas de defensa. ¿Podrá ser un eventual ministro? Hay un mensaje hacia el sector militar que, no cabe dudas, tiene un conflicto con el kirchnerismo. Otro curiosidad, Felipe Solá y su entorno están estudiando temas de defensa. ¿Podrá ser un eventual ministro? Hay un mensaje hacia el sector militar que, no cabe dudas, tiene un conflicto con el kirchnerismo.
Misterios de una campaña que comienza. Así como el Gobierno intenta medidas económicas que atenúen la recesión, gira hacia el centro y se empieza a parecer un poco a la política intervencionista del kirchnerismo, Alberto Fernández también parece empezar a girar hacia el gradualismo del primer Macri. ¿Hay una polémica ideológica en la Argentina? ¿O son coincidencias y todo sigue igual?
Fuente: lanacion.com.ar